martes, 1 de diciembre de 2015

DOMINGO, 26 DE ABRIL DE 2015
FERIA DEL LIBRO › “LAS PALABRAS HABITABLES (Y LAS QUE NO LO SON)”, UNA CONFERENCIA MEMORABLE
“La realidad necesita de la fantasía”
La socióloga y antropóloga francesa Michèle Petit analizó la importancia de las palabras, más allá de su significado, en una formación humana que encuentre mejores vínculos con el mundo circundante. “Necesitamos el arte, no somos sólo variables económicas”, señaló.
Por Silvina Friera
Somos animales poéticos; desde la más temprana edad necesitamos del arte y la literatura para habitar el mundo que nos rodea”, afirmó la socióloga y antropóloga francesa Michèle Petit en la memorable conferencia “Las palabras habitables (y las que no lo son)”, en el marco del Encuentro Internacional ¿Qué leemos? ¿Cómo hablamos?, en la 41ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. “Necesitamos el arte porque no somos solamente variables económicas más o menos ajustadas a un universo productivista. Más que ver en los libros y en la lectura una inversión para futuros más rentables, veámoslos como espacios en los que vivir, de tanto en tanto, un presente más vasto, más intenso, donde conciliarnos con el mundo y con los otros”, agregó la autora de Leer el mundo (FCE), que presentó ayer en el predio de La Rural, donde la literatura oral y escrita y las prácticas artísticas se revelan como componente esencial del arte de habitar.
Petit se siente como en casa en Buenos Aires. Vino por primera vez en 2000. Luego cerró el II Encuentro Nacional de Bibliotecas Populares, organizado por la Conabip en la Feria del Libro, en 2009. Desde 1992 investiga sobre la lectura y el papel de las bibliotecas públicas en la lucha contra la exclusión. Aboga por la puesta en marcha de una educación artística y cultural que contribuya a “una presentación poética del mundo” y a la construcción de un sentimiento de pertenencia. “El desafío no es sólo formar lectores en un momento en que su número iría disminuyendo. A nadie se le ocurre que se les canta a los niños para que se conviertan en grandes músicos. Se trata más bien de vivir experiencias esenciales para el desarrollo psíquico, emocional, intelectual, estético; experiencias que abren espacios propicios al juego, al sueño, a la exploración de sí mismo, de los otros, del mundo, al compartir, al diálogo, al pensamiento, y que hacen que el mundo se vuelva un poco más habitable”, planteó.
Escuchar a Petit es un placer que conjuga la pasión con la inteligencia. Empezó hablando de la adquisición del lenguaje en los bebés, cuando la palabra vale por sus modulaciones, su ritmo, su canto. “En todas las culturas se aprende primero la música de la lengua, su prosodia, que no se enseña pero que se transmite”, subrayó. “De la primera infancia a la vejez, nuestras vidas están tejidas por relatos que ligan entre sí elementos discontinuos. No dejamos nunca de contar, a los que nos rodean o en el secreto de nuestra vida interior.” Un bellísimo ejemplo le permitió ilustrar la importancia de la oralidad, el de Fátima Sissani, cuyos padres habían partido de la Kabylia –en el norte de Argelia– para ir a trabajar a Francia. Sissani decidió hacer un film, El idioma de Zahra, cuando se dio cuenta de que la lengua que hablaba su madre no era un mero instrumento de comunicación. Durante unas vacaciones a su tierra, Zahra recita poemas con sus hermanas y amigas. “Zahra y sus amigas interpelan a la montaña, al halcón, a la perdiz, a los ancestros. Esta lengua las relaciona con el universo que las circunda; las palabras conforman un mundo muy habitable”, reflexionó Petit.
Aunque está convencida de que los libros “son un tesoro al cual acudir para llenar los bolsillos de los niños de conocimientos”, Petit es consciente de que ese tesoro todavía se encuentra en el blanco de los fanáticos. La antropóloga francesa enumeró una lista de víctimas: el escritor y bloger  Avijit Roy, asesinado este año en Dacca, Bangladesh; hace poco más de un mes, ISIS bombardeó la Biblioteca de Mosul, en Irak, y destruyó 8000 libros raros y manuscritos del siglo XVIII. En Africa, la secta Boko Haram inscribe en su nombre el horror a los libros –Boko es por “book”; haram, “lo que está prohibido”–; sus miembros secuestran colegialas para someterlas a esclavitud sexual. Diseñadores, humoristas gráficos y periodistas franceses fueron asesinados en el atentado terrorista a Charlie Hebdo. En México, 43 normalistas, futuros maestros, fueron masacrados. En Kenia, asesinaron a 148 estudiantes.
“No se habitan los números, como no se habitan las palabras estigmatizantes de los medios o de los políticos que hablan de personas como de tantos problemas sociales”, advirtió la autora de Lecturas: del espacio íntimo al espacio público, Una infancia en el país de los libros y El arte de la lectura en tiempos de crisis, entre otros títulos. “Uno habita en medio de objetos que proyectan un poco de belleza sobre la cotidianidad. Uno habita una lengua cercana al cuerpo, a las sensaciones, una lengua atenta a los detalles de la realidad que evoca, pero que da lugar también a otro sitio, un más allá de lo inmediato, un pasado o un futuro imaginado, una parte soñada. La realidad necesita de la fantasía para ser deseable. Esa parte imaginada, invisible, es vital.”

LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL ARGENTINA

Literatura Infantil y Juvenil Argentina
Colección: Ala Delta
Título: Manuela en el umbral
Autor: Mercedes Pérez Sabbi
Ilustrador: Muriel Frega
Editorial: EDELVIVES
ISBN: 978-987-642-112-6
 
Recomendado para niños a partir de 10 años.
Manuela vive con su tía y su prima, corre el año 1984 y hace mucho que no ve a sus padres.
La niña recibe cartas de su madre, hace una vida de pueblo y conserva recuerdos de una
noche oscura. A cada paso se acerca mas al umbral que la llevará a descubrir secretos
escondidos. Muy emotiva, tierna y dura al mismo tiempo, un libro para compartir con los
jóvenes.
El tema de los desaparecidos se hace presente y toma importancia en el transcurso de la
historia de Manuela que descubre algo que marcará su vida.
 
Voy lenta pero voy....

Carlos Fuentealba: Un enorme Maestro dentro y fuera de las aulas[i].
por Pablo Frisch
Carlos Fuentealba fue un luchador y es hoy un ejemplo para muchos de quienes ejercemos la docencia en escuelas públicas a lo largo de todo el país. Proveniente de los sectores populares, supo comprender las injusticias del mundo y enseño a sus estudiantes a luchar con las ideas, con el cuerpo y sobre todo, con el ejemplo. Fue sin lugar a dudas un gran docente, de esos que hoy estamos necesitando en las aulas.  
Es contundente el legado que nos deja Fuentealba a quienes avanzamos hacia la construcción de una Pedagogía Emancipatoria para Nuestra América, que no es otra cosa que una búsqueda, un proceso, un camino hacia una sociedad más justa, más igualitaria, más equitativa, más solidaria. Es por eso que esta intervención va a estar centrada en su rol como maestro: sus inquietudes, sus reflexiones, sus modos de enseñar. Es decir, en las enseñanzas que nos dejan algunos aspectos pedagógicos y didácticos de su trabajo como docente.
Fuentealba comprendió que enseñar es, principalmente, ayudar a otros a abrir la complejidad del mundo y a desplegar sus potencialidades. Advirtió inmediatamente que ello no es de ninguna manera tarea sencilla. Sin embargo tenía cierta claridad respecto de tres cuestiones básicas para el ejercicio de la docencia: qué enseñar, para qué enseñar y cómo hacerlo. Se trata de tres preguntas centrales que generalmente no nos hacemos los docentes. Esto sucede por muchos motivos que no desarrollaré aquí. Lo importante es que él se las formulaba permanentemente y las respuestas que iba encontrando le suscitaban, como en todo proceso genuino de aprendizajes, nuevas preguntas. De modo que el maestro Fuentealba también aprendía mientras enseñaba…, y ello porque se dio cuenta de que la enseñanza es una práctica social compleja, que se encuentra atravesada por múltiples tensiones.
Así quedó registrado en las anotaciones de sus prácticas de residencia:
“Me parece importante tener en cuenta que para aprender se deben tomar las buenas y las malas experiencias, teniendo en cuenta que aprendemos en un conflicto permanente que genera contradicciones permanentes”. (Carlos Fuentealba, 2004)
En lo que sigue, se retomarán algunos aspectos pedagógico-didácticos del trabajo docente de Carlos Fuentealba a partir de los testimonios de sus compañeros y estudiantes, como así también del registro de sus prácticas de residencia
Un docente que sabía qué enseñar:
Uno de sus compañeros lo dice con claridad al comienzo del documental:
“Enseñaba física, química y dignidad”.
Otra compañera afirma en otro momento:
“Él era un tipo que tenía muy claro su rol como docente, su función docente. A él le interesaba que los pibes aprendieran. No es que sólo les contenía, les daba afecto, Él quería que los chicos… te digo más, no sólo que aprendieran, sino que les gustara aprender”.
Frente a una escuela que se presenta cada vez más disociada de la vida real y que, por tanto, abona a una progresiva enciclopedización, rutinización y burocratización del conocimiento, resulta prioritaria la tarea de transmitir el placer  inherente al aprendizaje significativo, es decir, aquél que nos ayuda a comprender mejor la realidad que habitamos. Descubrir el mundo aprehendiendo su complejidad ha de ser un desafío convocante porque el mundo está lleno de misterios. Si la escuela se encarga sistemáticamente de anular al pequeño filósofo que habita en cada niño, Fuentealba pudo y supo transmitir la pasión por el conocimiento. En tanto él mismo sentía placer al aprender, quiso compartirlo con sus estudiantes.
Sandra, su compañera, nos cuenta además que Fuentealba era un docente tanto dentro como fuera de las aulas:
Lo bello que él me enseñó, que le enseñó a sus hijas, a sus amigos y a sus familiares es que los placeres de la vida eran las pequeñas cosas: respirar el aire del lago Huechulafquen, acampar, trepar montañas y no ese mundo de consumo innecesario. No por ello dejó de pensar y decir que hay que pelear sí o sí por las cosas grandes, por las cosas justas”.
 
 
Su claridad acerca de para qué enseñar.
Fuentealba tenía claro que se debe enseñar apuntando hacia la transformación personal, haciendo foco en el despliegue de las potencialidades de las que todos somos portadores. Una estudiante nos cuenta en el documental una anécdota al respecto. Ella estaba por abandonar sus estudios y entonces:
Con mucha firmeza me dice: A ver siéntese, vamos a ver este trabajo, Usted acá no es que no puede, si usted se lo propone usted lo puede hacer. Y empezó a involucrarme él, yo sin darme cuenta, en el trabajo y en un momento me encontré con que ya lo estaba haciendo yo. Él creyó en mí yo no creía en mí. El sí lo creía y me hizo verlo. Nos empujaba y nos daba aliento de que podíamos proyectar incluso y podíamos soñar… nos permitía soñar”.
Pero también tenía claro que en un mundo profundamente marcado por las injusticias y las desigualdades, resulta prioritario enseñar con miras a la transformación social. Otra de sus estudiantes observa al respecto en el documental:
“Fue una de las cosas que más nos marcó. Nos estuvo diciendo todo el tiempo: “chicas ¿ustedes qué es lo que quieren? Miren por la ventana”. Eran todas casillas de madera, “¿Qué es lo que esperamos? ¿Queremos que esto cambie? ¿Queremos mejores condiciones para todos? Este es el lugar donde hay que comenzar. Es acá donde ustedes tienen que arrancar””.
Y entonces, la pregunta fundante: cómo enseñar.
Fuentealba comprendía perfectamente las contradicciones, tensiones y complejidades que presenta la educación en el siglo XXI y por tanto, pudo vislumbrar el enorme desafío que implica el abordaje de  buenas prácticas de la enseñanza en dicho contexto. Así quedó registrado en las anotaciones que tomó mientras desarrollaba sus prácticas de residencia:
“Mi experiencia no fue para nada fácil. En cierta manera no me favorecía el contexto escolar por cómo se planteaban las cosas, pero no me impidió intentar llevar adelante mis ideas de cómo se debería enseñar y cómo se debería tratar a los alumnos. En este sentido el acercarme a ellos y conocerlos, entenderlos y compartir sus problemas me permitió negociar de alguna manera el trabajo docente y tener una relación de confianza. Traté en todo momento de mantener un equilibrio entre lo que debería ser y lo que yo entendía se tenía que hacer, tomando el contenido como mediador entre el alumno y el docente, reformulando constantemente la propuesta sin modificar el eje central que era la lectoescritura partiendo de la elaboración de textos y de la idea de un niño creador de textos”. (Carlos Fuentealba, 2004)
Tenemos aquí a un docente lúcido que advierte el carácter situado y contextualizado de toda práctica de la enseñanza, como así también el papel central que en ese marco asume lo vincular y sobre todo, el lugar central que el conocimiento debe ocupar en toda  relación pedagógica. Se refiere también al componente dinámico que necesariamente asume la planificación cuando es encarada como una herramienta y por tanto, como una hipótesis de trabajo, lo cual se manifiesta en la necesidad de reformular permanentemente la propuesta sin modificar el eje central.
La claridad de la propuesta pedagógica de Fuentealba queda perfectamente ilustrada en el comentario que hace uno de sus compañeros en el documental, acerca de la forma en la que él evaluaba a sus estudiantes:
“Cuando al alumno no le salía una cuenta, un profesor cualquiera, les dice ahí está mal, ahí te equivocaste, corregilo. Fuentealba ¿Qué hacía? Agarraba la hoja, ponía la hoja en el banco, sentaba al chico al lado de él y le decía “vamos a ver en qué nos equivocamos. Vamos a ver por qué esta cuenta no nos dio”.
Ese enorme maestro que fue Carlos Fuentealba comprendió que evaluar no se reducía simplemente a “poner notas” para “aprobar” o “desaprobar” estudiantes. Advirtió que se trataba de un momento más de la enseñanza, en el que lo que debe evaluarse es un proceso colectivo de construcción de conocimientos que sólo es posible cuando existe un compromiso real tanto por parte del docente como del estudiante. Cuando dice  “vamos a ver en qué nos equivocamos”, está asumiendo plenamente su responsabilidad como educador y a la vez, está apelando a la voluntad y capacidad del estudiante para resolver el problema. Fuentealba enseñaba y aprendía también cuando evaluaba.
A modo de cierre.
El registro de las prácticas de residencia de Carlos Fuentealba nos deja una profunda reflexión acerca de lo que podría y debería ser la escuela:
“Otra cosa importante que pude analizar y reflexionar es que el contexto económico y social no son determinantes en la enseñanza de los niños, que pueden aprender de igual manera, niños de distintas condiciones sociales, que depende en gran medida de lo que proponga la escuela como institución y el docente”. (Carlos Fuentealba, 2004)
Sin desconocer los devastadores efectos que produce en gran parte de la ciudadanía la distribución inequitativa de capital cultural, producto de las desigualdades sociales, advirtió que la clave para revertir dichos efectos está en la propuesta pedagógica. Al tan repetido discurso que dice “con estos pibes no se puede”, el Maestro supo oponerle un justo y preciso “Por supuesto que se puede. Y depende principalmente de nosotros, los maestros”.
En síntesis: pienso hoy en el Maestro Fuentealba como un ejemplo para todos quienes creemos en el potencial transformador de la educación. Un ejemplo de lucha, un ejemplo de lo que puede y debe ser un maestro y sobre todo, un ejemplo de coherencia. Había coherencia entre lo que Fuentealba pensaba, lo que decía y lo que hacía. En eso estaba precisamente cuando se lo llevaron: allí, en esa ruta, Fuentealba dio su última clase.
Lo seguimos extrañando y sin dudas seguiremos aprendiendo de él.
Muchas gracias.
Fuentes utilizadas:
[1] Texto elaborado especialmente en ocasión de la presentación del documental “Carlos Fuentealba. Camino de un Maestro” en la Ciudad de San Juan el día viernes 10 de mayo de 2014 en el marco de las Jornadas Regionales del programa “Jóvenes y Memoria” organizadas por el Ministerio de Educación de Nación.


 

NIETO RECUPERADO 118


Abuelas de Plaza de Mayo encontró al nieto de Delia Giovanola, una de las fundadoras de la entidad

Estela de Carlotto confirmó que se trata del hijo de Estela Maris Montesano y Jorge Oscar Ogando, militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores, secuestrados el 16 de octubre de 1976. Martín, el nieto recuperado 118, vive desde hace 15 años en el exterior y ya se comunicó por teléfono con su abuela paterna, quien reconoció que "siempre hablo mucho pero hoy no puedo". Carlotto, por su parte, destacó que "esta noticia no solo es posible por la voluntad de nuestro pueblo sino por el apoyo del Estado nacional".

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Durante la conferencia de prensa habitual en la sede de la entidad, Giovanola, una de las doce fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo y quien años atrás portaba un cartel que decía "Las Malvinas son argentinas... los desaparecidos también", sostuvo que "hoy no tengo más que palabras de agradecimiento y emoción" y reveló que su nieto le prometió llamarla por teléfono por segunda vez en el día y, ante su sorpresa, le respondió "por qué no, si sos mi abuela".

La titular de Abuelas, por su lado, relató que Martín se "realizó la extracción de sangre (...) a través del Consulado del país donde reside". "Nuestros nietos pueden estar en cualquier lugar del mundo", advirtió Carlotto, quien agregó que la restitución del nieto 118 demuestra, tal como afirmó Taty Almeida, que "en nuestro país pasan cosas buenas y que no es casulidad". Por último, celebró "que la sangre derramada no haya sido en vano".

A través de una larga serie de twitts, la organización de derechos humanos amplió detalles de los 39 años de búsqueda de Delia. En uno de ellos, Giovanola recordó a la hermana de Martín: "Cuando se fue mi nieta -quien murió en 2011- le prometí que iba a encontrar a su hermano, estoy feliz porque pude cumplir", dijo Delia.

"La búsqueda fue de 12 Abuelas que fue creciendo en número, de abuelas y de nietos, porque los 12 nietos que buscamos llegaron a casi 500" agregó Delia, quien también contó que su nieto le había preguntado "si trabajaba en Abuelas y le dije: hace 39 años que estoy acá buscándote. En serio, me dijo".

"Siento que cumplí con mi hijo, cuando se llevaron a mí hijo hice la promesa de encontrar a mí hijo", festejó Delia.

De acuerdo con el relato de la titular de la CONADI, Claudia Carlotto, la noticia tomó por sorpresa a Martín, quien se había presentado espontáneamente el 30 de marzo pasado en la sede Abuelas, pero en cuanto se enteró pidió hablar con su abuela.

SUB SECRETARÍA DE DERECHOS HUMANOS - FUNCIONES


DERECHOS HUMANOS

En el mes de Octubre de 2015, fue lanzada en la Asociación Docentes de Educación Física, la  Subsecretaría de Derechos Humanos, con  el propósito de generar acciones para promover una cultura en Derechos Humanos.

Los derechos humanos son derechos inherentes, inderogables e inalienables a todos los seres humanos, sin distinción de sexo, nacionalidad, lugar de residencia, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, edad, partido político o condición social, cultural o económica. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna.

Su evolución y las reivindicaciones por los derechos humanos, siempre se dieron en el marco de un determinado contexto socio-histórico. En este sentido, a partir de la decisión política, de poner en el centro de la escena, los derechos de las minorías, nuestro país está atravesando un momento particular, en lo que se refiere a ampliación de derechos de los ciudadanos.

Desde esta Subsecretaría, nos comprometemos a trabajar fuertemente también en este sentido, propiciando y promoviendo espacios con distintas temáticas, tales como Memoria, Verdad y Justicia; Lucha contra la Trata de Personas; Mujeres y Perspectiva de Género; Diversidad Sexual; Niñas, niños y Adolescentes; Salud Mental; Pueblos Originarios; Personas con Discapacidad; Adultos Mayores .

Para el logro del pleno ejercicio de los D.D.H.H. es necesario valorar la memoria histórica, impulsar la formación en derechos humanos de los compañeros docentes,  propiciar distintas actividades que favorezcan su concientización, promoción y difusión.

 

Subsecretaría de D.D.H.H.